Vaya por delante que no pretendo ni soy nadie para dar clases o enseñar cómo se debe
divulgar la ciencia. No obstante, llevo desde los 15 añitos dando charlas por ahí, asistiendo a eventos, escribiendo mis cosas, devorando documentales, páginas web y libros. Después de la resaca de
divulgación científica del pasado fin de semana en Bilbao, en el evento
Amazings 2012, donde lo más granado de la divulgación en este país estuvo presente si bien con una charla unos, los otros como colaboradores y a buen seguro muchísimos más como público sin ser de
Naukas,
Amazings o Perico de los Palotes, me di cuenta de varias cosas entre los ponentes que me gustaría resaltar y con las que comulgo. Así pues, si te apetece hablar de ciencia a la gente, si justo estas empezando en esto (todos empezamos en esto, y aunque pasen los años aún tenemos muchísimo que aprender...así que es como si continuásemos "empezando"), quizá te vayan bien estos 10 puntos que según mi opinión, repito,
SEGÚN MI OPINIÓN, deberían ser obligatorios o tenidos en cuenta por todo aquel que decida
divulgar la ciencia:
1. No existe una regla sobre si preparar o no las charlas. O sobre el tiempo que deben durar.
Pues eso. En mi caso no suelo prepararme mucho las charlas, porque personalmente creo que se me da bastante bien la improvisación. Y hasta el momento, así me ha ido genial. Me gustan tanto los temas de los que suelo hablar y me he pegado tantos discursos para mí mismo, que al final improviso a mi manera.
Pero no tiene por qué ser así. Quizá si eres de preparártela, te saldrá mejor que a mí. En el fondo consiste en explicar conceptos básicos de ciencia de la mejor forma posible. Y da igual como lo prepare el ponente.
Sobre el tiempo, se suele decir que charlas de más de 40 minutos empiezan a aburrir o hacen perder la atención entre el público. Yo he dado charlas de 10 minutos y de 2 horas y media sin parar. Al final depende de lo que tu sepas hacer y de lo bien que sepas captar a la gente con tu charla. Una recomendación: Siempre que puedas lleva una libreta encima. De esas de bolsillo. Seguro que te ha pasado como a mí, que las mejores ideas te suelen venir mientras paseas por tu ciudad o pueblo, comprando o haciendo cualquier otra tarea de la vida. No dejes pasar la oportunidad de registrarla. Te ayudara a ser mejor. Hay quien incluso usa las antiguas grabadoras. No suelen ser muy caras. Empiezan a grabar rápido y al final siempre es mejor oírte como explicas algo que leerlo en una libreta, donde probablemente habrás simplificado muchos puntos por tal de agilizar la escritura. Pero ambas cosas están bien.
2. Usa presentaciones sin mucha letra
Esta es una de las cosas en las que hice mayor hincapié en el último Amazings. Por suerte, la inmensa mayoría de los ponentes no usaron farragosas presentaciones con kilómetros de frases. La gran mayoría se basaba en imágenes, videos, pequeños esquemas. Y si, algo de letra pero muy poco y en los momentos en que se antoja necesario. Como Julián Palacios, cuando hablo de los 3 puntos básicos para salvar una vida. Estamos demasiado acostumbrados a hacer presentaciones con líneas y líneas de texto y esto no hace más que aburrir al oyente. Pero además, creo que deslegitima al propio ponente. Me explico: Si tu estas dando una charla sobre un tema es porque eres el ¡puto amo! sobre ello. No necesitas leer. Con presentaciones con imágenes que te ayuden a acompañar tu discurso es suficiente. Si lees de la pantalla, quedarás como aquel que está ahí pero tiene que leerlo todo. Aburrirás al personal. Y probablemente no te vuelvan a llamar.
3. En la medida de lo posible intenta ser cercano sin restar rigurosidad.
En este punto me refiero por ejemplo a la figura de Carl Sagan. Si os fijáis, en su célebre serie documental Cosmos, Carl innovo en un aspecto: miraba al espectador a través de la pantalla. Compartía contigo, sí, contigo, todo aquello de lo que hablaba e incluso te invitaba a subirte a su nave de la imaginación. Y todo ello sin perder un ápice de rigurosidad.
En Amazings 2012, vimos multitud de charlas que se movían entre el humor y la emoción (Emocionantísimo final de Sergio Pérez Acebron "Un latido de vida en una placa de Petri") sin restar rigurosidad. Y es que divulgar ciencia es eso: explicar las cosas como son, ni más ni menos. Pero de forma amena, agradable. Cercana. Emocionante.
Busca metáforas. Asiste a charlas. Lee historias. Seguro que existe ya alguna metáfora para explicar "eso" que tú quieres contar.
En mi caso siempre intento mezclar emoción en mis charlas. Intento que cuando acabe, al público se le erice el bello del brazo, miren con ojos de querer saber más. Pero tú elijes. Eso sí, siempre manteniendo el rigor de la ciencia. No como hacen algunos vendedores y promotores de pan Bimbo.
4. En la medida de lo posible, participa en este entorno.
Hazte un blog si no lo tienes ya. Cuenta tus cosas. No tengas miedo a los grandes gurús de la red. El blog es para compartir lo que a ti te gusta y de la mejor forma que puedas. Todos sabemos cosas, pero es mucho más lo que desconocemos. Asiste a los eventos que se creen cerca de tu comunidad. Tienes multitud de formas de enterarte que es lo que hacen cerca de tu casa. Probablemente si asistes a la universidad más cercana te podrán informar. Habla con gente. No tengas vergüenza. Sin ir más lejos, yo desde pequeño admiraba a
Javier Armentia. Recuerdo la primera vez que hable con el que casi temblaba. Hoy me tomo copas con él, me rio haciendo bromas y me sigo en diez mil redes sociales. Al final, en este rollo todos nos abrimos y no ponemos palos a las ruedas. Nos gusta que seamos cuantos más mejor. Sabemos de lo difícil que es ya no solo hablar de estos temas en público, sino conseguirlo hacer alguna vez. Reúnete de gente con tus mismas aficiones. Intercambia ideas. Aprende. Monta proyectos juntos. Esto último me paso a mí con
Iván García Cubero de
Wis_Physics, con el que cree el proyecto
Docuciencia que nos dio muy buenos frutos. La distancia, en la era de internet, no es un problema.
Muévete. Asiste. Habla. Interacciona. Muestra que tú también vales.
5. Mantén un correcto y sano escepticismo en tu vida.
El escepticismo no es nada raro, es una forma de vivir.
Una herramienta intelectual sana que nos ayuda a ser mejores y a dilucidar entre lo que es falso y lo que tiene muchas posibilidades de ser cierto. Sin escepticismo no habría ciencia. El escepticismo es uno de los pilares de la ciencia: la duda, el cuestionamiento constante de lo establecido. Esto te ayudará a desechar ideas de gente que bajo el paraguas de palabras que "suenan" a ciencia, te intentaran vender sus "líneas de investigación". Sí, hablamos de ovnis, terapias alternativas, creacionistas o defensores del diseño inteligente, conspiracionistas, espiritistas, etc. Vamos, sabes de sobras de lo que hablo. Pero se trata de hablar de ciencia. No de pseudociencia. En este aspecto también hay asociaciones con gente que intenta promover el escepticismo, como la
Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, de la que formo parte. Si tienes alguna duda o te interesaría saber más, no dudes en escribir a la asociación o a mí mismo. Sí,
divulgar el escepticismo es también una forma de hacer ciencia.
6. No es necesario ser científico para poder divulgar la ciencia.
La ciencia se encuentra en todos nosotros, ¿Cómo no vas a poder hablar tú de ella? Si te fijas, centenares de divulgadores científicos son periodistas. No es necesario tener una carrera de ciencias, aunque ayuda. Lo necesario, lo único necesario, es que ames a la ciencia. Que te encante empaparte de ella. Leer hasta que se te sequen los ojos. Navegar. Preguntar. Dudar. Ver. Experimentar. Como me dijo en una ocasión
Sergio Palacios, el autor del blog
Física en la Ciencia Ficción Plus, para él,
el científico no es el que tiene la carrera de ciencias sino el que tiene una mentalidad científica. Que no repriman tus anhelos de poder hablarle a la gente de lo que más te gusta por el simple hecho de que no eres científico. Como ya te he dicho antes, la mayoría de las veces los propios científicos que viven en su torre de marfil, son los que precisamente hablan peor sobre ciencia. Y si alguna vez te espetan en la cara que no tienes nada que te avale por ser por ejemplo, de letras, yo siempre respondía lo mismo: para saber que 2+2 son 4 en cualquier lado del Universo, no necesito tener una carrera de ciencias. Necesito entender el motivo por el que son 4 y no 5.
7. No trates a la gente de gilipollas.
Hay muchos casos de gente bien conocida que trata a la gente de gilipollas. Este no es el camino. Si deseas que la gente se acerque a la ciencia, lo que no hay que poner son piedras en el camino. En el fondo, de lo que se trata es de hacerle ver a la gente que la ciencia es fácil (vivimos cada día con ella) y es la mayor fuente de conocimiento contrastado que tenemos. Si empiezas diciéndole vulgaridades a alguien simplemente porque tú le estas juzgando con groserías, esa persona no tan solo no querrá saber nunca nada mas de ti sino que probablemente ni tan siquiera del resto de divulgadores. Aún más, seguramente hable a su gente más cercana de lo "capullos" que son "esos" divulgadores.
El daño de una mala palabra en este caso es muy superior a lo que podemos conseguir siendo educados. Al final se trata de divulgar ciencia así que pensemos en la mejor forma de hacerlo y con el menor número de víctimas por el camino. Siempre digo que no me meto con las creencias de las personas
pero si con quienes se aprovechan de ellas. Para con estos últimos, sí que en mi opinión, me doy carta blanca para decirlos lo que pienso con las palabras más bonitas que tengo. El astrónomo y divulgador científico
Phil Plait explicaba muy bien este punto en una charla suya titulada "
Don't be a dick" y que puedes encontrar subtitulada en castellano aquí.
Phil Plait - Don't be a dick - Subtitulado en español from
Juan José Sáenz on
Vimeo.
8. En tus charlas, si es posible, deja un turno de preguntas suficientemente largo.
En la mayoría de las ocasiones este es el mejor momento de cualquier conferencia, ponencia o charla. Ahí salen a relucir los temas que más le interesa al público. En el fondo, los adultos aún siguen siendo niños en temas de ciencia y lo que quieren es preguntar. No tengas miedo en decir que no sabes la respuesta. Al contrario, la ciencia es humilde porque coloca a cada uno en su lugar en el universo. Te hace ver la verdadera magnitud de lo que eres y te ayuda a darte cuenta que puedes ser barrido de aquí por un suspiro cósmico. Ante tal profunda reflexión, solo nos queda relajarnos y admirar la belleza del cosmos. Sin embargo, ahora empezamos a tener las herramientas para cuestionar al universo de tú a tú. Para dirigirnos a él con la soberbia y valentía del hijo que le lleva la contraria al padre, y decirle "Yo sé que eres, y voy a seguir estudiando todo lo que pueda y más, para desvelar todos tus secretos". Sí, en la cabeza de un niño que sale de la ESO o bachillerato, están las herramientas más poderosas que jamás se han conocido en todo el universo: el conocimiento y la valentía. La valentía nos hace dar un paso más. El conocimiento nos hace ser cautos y humildes. No tengas miedo en decir que no sabes la respuesta a la pregunta de alguien de la sala. O si él tampoco la sabe, anímalo a que la busque y te la comunique. Nunca reprimas un ansia de saber más. Poténciala. No quedarás peor por no saber una o diez preguntas. Pero te ayudara a darte cuenta de que es lo que realmente le interesa de tu charla al público. Y la siguiente, la llevaras muchísimo mejor porque te basaras en las reiteradas preguntas de otras veces. Al final el ser humano ansia saber. No que le digan lo que tiene que saber.
9. Aunque lo seas, ante tu público no te comportes mayoritariamente como un friki.
Aunque en este ámbito a todos nos gusta serlo o directamente lo somos, no es una imagen que ayude mucho. El tópico del científico loco nos ha hecho más daño que otra cosa. Pregunta a la gente de tu entorno que imagen tienen de un científico. Deja que use mis dotes de adivinación: va con bata blanca, con gafas, bolígrafos y libretas, habla con palabras raras y escribe formulas increíbles. Esta despeinado. No tiene vida social. No bebe. No fuma. No sale de fiesta. No se emborracha. No folla.
Esta imagen ha hecho muchísimo daño. Convierte al científico en poco menos que en un ser raro en la comunidad. El apartado. El marginado de la clase. El aburrido.
No, el científico y el divulgador no son así. Gracias a
Carl Sagan o actualmente a
Brian Cox, esta imagen está desapareciendo, o como mínimo suavizándose.
Los científicos y los divulgadores somos gente normal, que nos gusta lo de la gente normal. Si en tu ámbito privado eres un poco friki (apuesto que sí, como todos nosotros), que se quede en tu ámbito privado a ser posible. Cierto es que a veces un toque de "genio loco" ayuda para hacer reír y quitar hielo al ambiente antes de empezar la charla. Pero por favor, que no sea una constante en tus charlas y no vayas con tus cartas
Magic, porque al final los que te vendrán a ver serán tus amigos del clan de
Magic o del
Call of Duty. No olvides que la divulgación científica es por el bien de todos, de la sociedad en general.
Sí, no te miento. Me gustaría en un futuro ser algo parecido a Brian Cox :P
10. Y el más importante: Ama lo que haces.
A menudo este suele ser el error más grande que tiene todo divulgador científico o persona a la que le toca hacer divulgación. Y esto segundo es el problema. Estamos hartos de comprobar como científicos de toda índole se ven obligados a dar alguna charla para divulgar sus trabajos y lo hacen a desgana. No es que no sepan, o quizás sí, pero creo que es porque menosprecian esta parcela. Sin una buena divulgación que prepare a la sociedad en estos temas, el trabajo de todo investigador no podrá ser suficientemente entendido por el conjunto de la sociedad. Que al fin y al cabo es quien paga con los impuestos. Poder hablar de ciencia con cierto fundamento es una experiencia única. Saber y comprender de ciencia te da un poder que no te da ninguna otra rama del conocimiento humano. Te da el poder de mirarle a los ojos a toda la creación y gritarle al Cosmos "No soy nadie, pero se quién eres y puedo saber muchísimo mas de ti". La simple idea de que los átomos que forman tu cuerpo se crearon en las entrañas de las estrellas es algo de tal magia, que creo incomparable. No tan solo formas parte del Universo sino que el Universo habita en ti. Al final todo se traduce en un ciclo y después otro, y después otro. Y así. Y tus átomos, aquel que algún día fuiste "tu", otro día serán una terrible estrella, o un planeta gaseoso, o quizá el crisol de una nueva vida que empieza a luchar por su supervivencia en un lejano y extraño mundo.
Ama lo que haces hasta el punto en que ocasiones, te erice el bello hablar de ciencia o te humedezca los ojos contemplar una bellísima noche estrellada de verano al lado de la persona a la que amas. Te animo a que tumbado en una playa, en una noche de verano, levantes tu mano e intentes tapar una estrella con tu dedo pulgar. Tan pequeño y tan grande a la vez. Todo es cuestión de perspectiva. Sin embargo, tu estas aquí leyendo esto ahora. Intenta que más gente lo lea. Escríbelo tú con tus propias palabras. Lo que sientes. Lo que te despierta. Las lágrimas que eres capaz de arrancar de dentro tuyo, por observar un planeta por tu pequeño telescopio. Ama a la ciencia y la divulgación como si estuvieses enamorado. Grítalo a los cuatro vientos. No te amedrentes. Se pasional. Porque de hecho, eso es de lo que se trata todo esto: de estar enamorado. Tu único límite será tu tiempo. Pero antes de eso, el infinito se extiende sobre ti. Y hay muchas cosas que hacer. Y ante el poder del amor, no hay nada que te pueda detener.
Enamórate de la ciencia. Cuéntalo. Anímate. Y disfrútalo.
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