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Lo que dice un premio Nobel: ¿Homeopatía? ¡Basura!

[ jueves, agosto 21, 2014 | 88 comentarios ]
Sí. Lo sé. No está bien que precisamente en este blog hagamos uso de la falacia ad verecundiam (o de autoridad), pero que quieren que les diga. Voy a probar lo que se siente.
Habrán oído infinidad de veces lo de que hay médicos que recetan homeopatía por doquier, como si de medicina se tratara. O muy manido es también acudir al premio Nobel de Medicina Luc Montaigner, que ha defendido en innumerables ocasiones a la homeoestafa. 

Que le vamos a hacer. Esta es la típica situación en la que solo se oye a los pocos que chillan. Y de sopetón, uno de ellos, por casualidad, es premio Nobel. Como si el simple hecho de que un grupo de ricos y burgueses suecos decida que tal persona merece un premio que ellos otorgan, pudiera hacer que el que recibe el galardón, tenga razón en todo. Y menos en ciencia, cuyos pilares fundamentales se encuentran sustentados en las pruebas y no en las opiniones de nadie. Por mucha autoridad que pueda tener alguien, inclusive en algún campo científico. Es como si mañana el vitoreado Stephen Hawking declarase ante los medios de todo el mundo que la Ley de la Gravedad nos hace flotar. Dudo que alguien se lanzara desde un 5º piso para probarlo. ¿Por qué? Pues porque la ciencia no es democrática. Y eso es una gran suerte y el quid de la cuestión. Le importa un pepino lo que usted y yo opinemos, sea cual sea nuestra posición social o lo que hayamos hecho en el pasado.



Pues bien, puesto que a los homeochistosos les gusta tirar de Luc Montaigner, me gustaría que probaran su propia medicina sustancia, pero yo si acudiré a la medicina alopática -como les gusta esta palabra- y les citaré la única frase sobre la homeoestafa que ha dedicado Jean-Marie Lehn, premio Nobel de Química en 1987, en una interesantísima e imperdible entrevista que publica hoy JotDown:

El problema con todos los datos que tenemos ahora es que es difícil procesar o distinguir la información de la propaganda. Vemos a gente diciendo: «Ah, no me gustan las vacunas, voy a estar sano gracias a los productos homeopáticos».¿Homeopatía? Basura. Sin molécula no hay efecto posible.

Pero es que tal y como les recomiendo arriba, la entrevista da mucho más de sí sobre escepticismo y ciencia. Si no, vean:

Por eso digo, ¿cuál debería ser el rol de la ciencia en la educación de la gente? La clave está en cómo se presenta la información a la gente, y como sabe, para las revistas y los periódicos es mucho más fácil asustarla que convencerla de algo positivo. Tomemos una analogía: en los periódicos puede leer que dos o tres personas han resultado muertas al cruzar la calle pero nunca le dicen cuánta gente ha cruzado la calle sin morir en el intento. Así que hacen del asunto un tema importante. Pero millones de personas han cruzado sin llegar a morir, y esta es la cuestión dentro de nuestra sociedad. Por ejemplo, con los transgénicos. Hemos modificados genéticamente productos agrícolas y ganaderos desde la Antigüedad, nuestras manzanas no son manzanas silvestres, ni nuestras patatas o vacas, nuestra leche tampoco, porque las vacas salvajes no producen mucha leche. Todo esto ha sido modificado genéticamente, por supuesto ha sido modificado por lo que algunos denominan un proceso natural, que está muy bien, pero resulta realmente extraño ver que la gente tiene miedo ahora que sabemos cómo hacer las cosas; por ejemplo, si hablas de tomates que no se pudren, eso es fantástico y la gente piensa: «Oh, esto es terrible, porque deberían ser naturales, deberían pudrirse tras una semana». Si el tomate sigue estando bien, eso es bueno, ¿no?
Qué es más importante transmitir cuando habla con los estudiantes, ¿el conocimiento o la forma?Lo más importante es transmitir el espíritu crítico, la forma de encarar las cosas, lo que se conoce como espíritu científico. Luego, se trate de química, física o biología, eso es únicamente una consecuencia, pero lo más importante es el planteamiento: no hay que dar nada por supuesto, hay que ser escéptico, mirar de forma crítica lo que le dicen a uno; el problema surge, incluso para nosotros, si alguien me habla de un nuevo experimento biológico; no puedo juzgar necesariamente si es correcto o no, así que tengo que preguntar a la gente supuestamente entendida en el asunto. Piense en lo siguiente: al tomar un avión… ¿querría poner a votación quién será el piloto? 
A veces los gobiernos dicen: «No, no vamos a invertir en ciencia básica, sino en ciencia aplicada». ¿Qué le parece esto?Lo mejor es responder con algunos ejemplos. Cuando se descubrió la inversión de población que dio lugar al máser y el láser, ¿podría usted haber predicho que se llegaría a disparar a la luna con GPS? Otro ejemplo: cuando se descubrió la primera señal de resonancia magnética nuclear, era tan solo un pequeño pulso sobre una línea, un experimento de un físico, con una señal de una calidad terrible, pero un fenómeno muy importante. ¿Podría usted haber imaginado que se llegaría a lograr una imagen magnética y nuclear al introducir una persona entera en un escáner para analizarla por completo? ¡Imposible! Algo parecido me ocurrió recientemente que lo demuestra a una escala más pequeña. En 1990 habíamos presentado una serie de polímeros que yo llamé polímeros supramoleculares. Este era un campo interesante, que desarrollamos y al que mucha gente se incorporó, de tal forma que actualmente es un campo diferenciado. Muy básico. A finales de 2013 recibí un correo electrónico del director de una pequeña compañía, en el que decía: «Oh, hemos usado polímeros supramoleculares para fabricar implantes para el corazón de niños que sufren un defecto cardiovascular importante». Y esto se ha llevado a cabo en un hospital de Moscú. Aquí puede ver cómo es la ciencia, no se sabe en qué forma sucede: esta gente ha desarrollado este polímero, y utilizando la idea de los polímeros supramoleculares han desarrollando un biomaterial que ha sido utilizado por el profesor Bokeriya en el centro Bakulev de Moscú y ha sido implantado en primer lugar en una niña de cuatro años, Dominica, que ahora es capaz de saltar por donde va. ¿Cómo podía yo haber imaginado esto en 1990? ¡Imposible! La ciencia es así y sigue este camino, y nunca se sabe dónde puede terminar, por lo que ese es el tipo de ejemplos donde dices: «bien, intentemos comprender cómo funcionan las cosas». Si tenemos en cuenta el hecho de que existe mucha gente, muchos científicos alrededor del mundo, algunos verán algunas cosas y las intentarán aplicar. Pero por otra parte, hay muchos jugadores implicados; si tomas este ejemplo, en primer lugar alguien tiene que hacer el polímero, basándose en la idea de los polímeros supramoleculares, en segundo lugar alguien tiene que detectar que pueden servir para algo y después lograr el dinero para desarrollarlo, mediante inversores que pongan dinero en la compañía, lo que quiere decir que tiene que convencer a esos inversores. Luego tiene que hacer el compuesto, ser lo bastante inteligente para que sea bueno, encontrar un hospital que esté dispuesto a aplicarlo… tantos pasos.

 Y ya no les descubro más, que la verdad, merece la pena leérsela entera.

Entren. Y lean, lean. Read the full story »
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Así te ves con radiación ultravioleta

[ martes, agosto 19, 2014 | 49 comentarios ]
Pleno verano. Y ya sabes. Las recomendaciones de cada año: controlar las horas de exposición, cremas solares con factores altos, hidratarte, etc.

Pero lo que quizá no hayas visto nunca es como actúa tu cuerpo cuando incide en él la radiación ultravioleta.
No os perdáis los instantes finales cuando la gente se pone crema protectora.


Creo que este vídeo es una de las mejores campañas para la protección de la piel.

Saludos y buen verano. Read the full story »

La sonrisa tres veces inmortal

[ sábado, mayo 10, 2014 | 106 comentarios ]
No hay ciudad que se precie sin personas admiradas por todos sus conciudadanos. Pero pocas admiran a profesores. A un maestro de imberbes. A un maestro de la vida.

Jordi Vilamitjana fue maestro en Girona y lo fue toda su vida. Y lo seguirá siendo después de la misma, porque sus enseñanzas y su pasión por explicar perduran por encima de vidas y muertes. Porque Jordi hoy ya no está aquí en cuerpo, pero si en espíritu. Ese espíritu jovial, reivindicativo, luchador, tenaz, humilde y cercano. Ese espíritu sigue en todos y cada uno de los corazones de los que alguna o muchas veces le tuvimos como profesor o tutor. Pero también como amigo. Porque mientras sigamos acordándonos de él, defendiendo a su Girona F.C., amando y luchando por su ciudad y barrio, su recuerdo seguirá siempre vivo en nuestros corazones.





Hasta el final de sus días de lucha contra el maldito cáncer, no cesó su actividad social y docente. Al final, ya desde su casa, siguió escribiendo para el Diari de Girona, como para el periódico del pueblo. Respondiendo dudas a alumnos por facebook. Comentando el devenir de su enfermedad siempre con el máximo optimismo que jamás he visto en un ser humano. Jordi lucho y esa puta enfermedad sabía tan poco con quien se metía, que tuvo que llevárselo para doblegarlo. Hoy he visto a centenares de personas en el Tanatorio de Vilarroja en Girona, despedir a un grande. Un grande oculto. Porque él nunca quiso ser el centro de atención. Pero así es como se descubren a los admirados por todos. Cuando ves a centenares de personas movilizarse en una ciudad por la figura que debería ser principal en toda sociedad: el profesor. No se me ocurre mejor homenaje que el que hemos hecho esta mañana honrando su figura, y riéndonos incluso en ese momento. Porqué el así lo quiso. Y porque así lo pidió. Jordi fue un cabrón –o encabronador como solíamos decir el propio Jordi, mi amigo Pau y yo- que incluso en su marcha, se rió irónicamente. Jugó con travesura. Que como le dedica hoy mi amigo Albert Soler –otro encabronador oficial-, lo hace para no tener que aguantar a los jodidos politicuchos otra vez más en campaña. Así era Jordi. Y así es y lo será. Siempre simpático. Siempre haciéndonos reír con sus ocurrencias.



Jordi fue un profesor de esos que dejan huella. Capaz de venir disfrazado de Obelix a clase para animarnos a ser irreductibles ante los cambios en la ley educativa, de estudiar catalán en base a libros de monólogos de Andreu Buenafuente. Alguien que te sorprendía en clase con un diccionario de insultos. Con una bufanda del Manchester United. Jordi era un maestro de la vida. Y un amigo. Jordi, jo mai deixaré de ser un irreductible. Perquè així em vas ensenyar a encarar la vida i així, t'honraré.



Me duele en el alma escribir estas líneas porque no sé si tocan o debo, pero así salen. Tal cual. Como le salió a él ayudar a un distraído chaval hace ya más de 15 años, cuando lo veía pulular por el instituto pensando en estrellas y galaxias. Cuando nadie apoyaba esa pasión de ese chaval, Jordi si estuvo ahí. Jordi si escuchaba mis ruegos y preguntas, Jordi se informaba de las dudas que yo tenía para respondérmelas al día siguiente. Jordi me cogió del brazo una mañana, en la hora del recreo y me dijo mirándome a los ojos con una fuerza que me marcó para siempre: “No dejes nunca de interesarte por la ciencia. Esos que ahora se ríen cuando hablas de tus cosas, algún día te escucharan. Y ya ha empezado. Yo nunca me he reído, pero ya te escucho.”. Nunca jamás podré dejar de honrarle. Le debo gran parte de mi identidad e integridad como persona. Jordi fue la persona más sabia que he conocido en mis 29 años. Y hasta el final, pude seguir hablando con él semanalmente, comentando lo mejor y lo peor que nos deparaba la vida a ambos. Siempre fue un amigo. Y siempre lo será.



No solo te animaba a aprender lengua y a tener pasión por la literatura, sino que además te apremiaba a la lucha social. No entendía que la educación fuera solo entre cuatro paredes. El creía que su responsabilidad era tanta con el deber de tener que educar a los hijos de otros, que debía implicarlos también en la mejora de la vida del barrio. Inmigración, lucha obrera, deporte, ocio cultural. Todo. Todo era susceptible de ser transmitido y enseñado. Cada año tenía a una legión nueva de chicos que nunca antes habrían escuchado lo que él iba a contarles sobre la lengua, el arte, el barrio o la vida. Ese era su mayor orgullo. Nos encendía la vela de la curiosidad. Nos hacia participes de todo lo que contaba. Y nos enamoraba con sus explicaciones.



Igual de enamorado que lo estuvo siempre de su ciudad. LA CIUDAD. Girona. Esa que como él quería, es “petita i tendre”. Porque no quería otra ciudad diferente. Quería su Girona. La de las buenas y malas cosas. Toda ella. Sin complejos ni pretensiones. Donde incluso fue el precursor de los funerales laicos al escribir un libro sobre como celebrarlos, cuando aquí, nadie había pedido nunca uno –o no sabían cómo debía ser-. Su tierna, pequeña y emocionante ciudad, por donde se le podía ver pasear cada tarde admirando a sus piedras, sus rincones y sus gentes. Por donde se le podía encontrar cada día escudriñando librerías, locales, callejuelas. Buscando historias que contar. Historias desconocidas. Historias de los pequeños héroes de la vida. Historias de piedras y rocas olvidadas en algún almacén perteneciente al Ayuntamiento. Donde acudía a los plenos municipales, incluso los nocturnos, porque su lucha social y el bienestar de la ciudad no tenía horarios. Buscando enamorarnos a todos con la que, por si no nos habíamos dado cuenta, es la ciudad más bonita del firmamento. Girona, la que los libros de historia presentan y narran que fue tres veces inmortal. Como inmortal fue su sonrisa. E invencible también. Incluso en su despedida, lo hizo sonriendo. Quizá con su mirada interesante y su sonrisa que denotaba disfrute de la vida. Pero incluso en su marcha, nos transmitió a todos su sonrisa. Girona ya es cuatro veces inmortal.


“Que fas aquí parat?

Corre a estimar!

És l’única cosa que paga la pena de viure i t’ho estás perdent!!”

Jordi Vilamitjana i Pujol (1957-2014)

Girona
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Campaña para retirar un curso pseudocientífico en la Universitat de Barcelona

[ viernes, mayo 02, 2014 | 72 comentarios ]
Pongamos por caso que usted quiere hacer un curso en una universidad pública. Pongamos también, que dicho curso habla sobre supuestas formas de curar que nunca han sido demostradas. Bueno, nunca está de más explicar algo de historia de la medicina hasta llegar hasta nuestros días. Pero si este curso presenta semejantes sangrías como terapias probadas, ¿no debería escandalizarnos que se enseñe curanderismo 2.0 en una institución que pagamos TODOS?

Pues no. Nadie se escandaliza. Y lo que es peor, estas universidades aprueban cursos de este tipo, los fomentan e incluso los defienden poniendo en duda su moral y profesionalidad.
Y aun es más terrible que cursos de estos se celebren bajo el marco de "Els Juliols" de la Universidad de Barcelona. Unos cursos de verano que sin ir más lejos, el año pasado contaban con un curso entero de pensamiento crítico.
Es evidente que el pensamiento crítico no le da a uno un chalet en Marbella o un Audi Q5, pero lo que hoy les cuento, sí.

Resulta que este año, en el programa de "Els Juliols" de la UB se presenta un curso con título "Introducció a les medicines complementaries". Como si hubiera dos medicinas. Pero da igual, está de moda decir que haces reiki, que curas a la gente con poderes que salen de tus dedos. Que te tomas gotas de agua o pastillas de azúcar y se te levanta lo que no está escrito. O que pegándote un lingotazo aromatizado con flores, es realmente el aroma de flores el que te hace que te entre sueño y no el whiskito que te has echado de un trago entre pecho y espalda. O que leche, simplemente que se folla más si uno va de molón newagero antivacunas ayurvédico. Pruébelo. Incluso en Modern Family conocen el recurso del terapeuta alternativo que usa la palabra energía como algo que no saben explicar que es pero usan para explicarlo todo.
Y eso es lo que van a aprender los pobres incautos que se dejen los pocos ahorros que cuestan pan y sudor conseguir en estas épocas, ilusionados pensando que les hará mejores médicos, farmacéuticos o ingenieros. Porque estos cursos al final, no tienen filtro. Usted es ingeniero, conductor, escriba o Sergio Ramos y puede sacarse un máster en medicina homeopática sin despeinarse, oye. Y lo que es peor, puede montar su chiringuito y sangrar a gente con los conocimientos que, como en la UB, puede aprender en alguna universidad de pacotilla. Porque en eso se convierte todo aquel centro que decide abrir sus puertas a la superstición, la pseudociencia y el chauvinismo.

Supuestamente, en las universidades se debería controlar lo que se enseña y además, como ley no escrita, debería enseñarse conocimiento contrastado. Pero ¡Oh!, poderoso caballero es don dinero. Y algunos venden fácilmente y en minutos el prestigio que otros tardaron en conseguir durante muchos años y con mucho esfuerzo. Que lo peor no es que se hagan estos cursos. A mí me daría igual que se dieran en otros foros. Pero en una universidad no. Una universidad da estatus de validez y sencillamente, dejando sus atriles en manos de charlatanes lo que consiguen es que estos, en adelante, vivan de haber dado alguna vez un curso de 20 horas en la UB. Los que aprueban la docencia de estos cursos no son conscientes, pero lo que hacen es grave. Muy grave.

Y nadie se escandaliza.

O sí, pero solo somos unos pocos. Y nos escandalizamos al ver temarios como el siguiente:



Vamos, un compendio de pseudoterapias nunca demostradas, que en el mejor de los casos el propio terapeuta ni siquiera sabe que no están demostradas y simplemente es, como en otros casos, un incauto más que ha sucumbido a los que sí que mueven el pastel que son esos que, como ya les he contado, molan más.
Y en estas tonterías no hay autoridad que valga o que le salve a uno de caer. Ni el más pintado está inmunizado. Que como bien decía ayer uno de los grandes pensadores del siglo XX, Mario Bunge, en las páginas de El País:

Hay algo paradójico. Cuanto mayor es la educación de una persona tanto más dispuesta esta a creer en seudociencias, porque se entera de su existencia. La paradoja es que la educación, tal y como está, en vez de hacer que la gente piense en forma científica hace que se vuelva más supersticiosa. Es muy común encontrar especialistas científicos que se hacen tratar por psicoanalistas o por homeópatas.

Porque si no es así, no me explico cómo alguien como Anna Diez Pascual, docente en Química Orgánica puede apoyar cosas como la Homeopatía, que van contra todo lo que sabe y conoce. Y lo que es mejor, contra todo lo que desde el inicio del Cosmos, sigue funcionando. Ya saben, Avogadro y demás. Pero da igual, estas terapias se lo cepillan todo de un plumazo, al igual que se cepillan otras cosas. Porque ya saben, mola.

Eso sí, no sean ustedes también incautos al pensar que la broma les va a salir gratis. Y es que incluso el despiste se paga. Y se paga a buen precio. Que lo que se paga no da para el chalet en Marbella de los mandamases. Pero para una buena mariscada sí, y a nadie le aparecen males. ¿Es, entonces, una mariscada una nueva terapia? Aunque como dijo un juez, el problema es suyo por creer semejantes chorradas. Y si no, vean vean.



Y aquí estamos de nuevo. Como antaño. Denunciando desde este humilde blog algo que creemos inconcebible e incomprensible. Y es que somos muchos los que creemos que una universidad pública, o en realidad cualquier centro de enseñanza, no debería dar legitimidad a estas peligrosas prácticas para la salud pública, a la par que suculentas e incapaces de probar nada más allá del efecto placebo. Que es lo que, sin quererlo, llevan probando año tras año: que el placebo existe y funciona. Pero volviendo a lo anterior: No. Una universidad nunca debe ser el lugar donde la superstición, la superchería y las falsas creencias campen a sus anchas. Y no vale excusarse con los recortes en educación. Se presupone que las universidades y sus representantes están un paso más allá de estas excusas, y que deben preservar el prestigio y la profesionalidad de una institución de tal calibre más allá de cualquier goloso caramelo que les pongan en la boca. ¿O es que alguien se imagina a una academia de la lengua añadiendo palabras inventadas en sus diccionarios, solo porque unos locos les pagan para que las añadan?

Se empieza a respirar un cambio global en los sistemas educativos. Después de algunos siglos de enseñanza dogmática, donde otros decidían lo que era interesante que aprendiésemos todos, hoy empieza a vislumbrarse un pequeño cambio. Cada vez son más los pensadores qué, como Mario Bunge o el conocido Kent Robinson, buscan una enseñanza basada en el pensamiento crítico. En el debate. No tanto aprender a memorizar como aprender a pensar. Que entre pensar y pensar críticamente, hay algo de redundancia. O quizá es que a mí no se me ocurre otra forma de pensar que no sea en base a la crítica. Y eso es lo que empezó a hacer "Els Juliols" de la UB en 2013 y ha empezado a torcer este año, desmontando así de un plumazo eso de que el 13 trae mala suerte. Y demostrando también, que hacen falta más cursos de Pensamiento Crítico.

Pero no se puede consentir. No se puede.

Y uno empieza a plantearse si, sin que nos llamen nazis por hacerlo, consultar a la gente sobre este curso puede hacerse con una recogida de firmas.

Petición para retirar el curso "Introducció a les medicines complementàries" de la UB

Evidentemente, os pido la máxima difusión y ayuda.

Saludos.



ACTUALIZACIÓN:

Por cierto, que me comenta P.G. Ortega que la directora y profesora de este curso no es una novata en estos lares. Que ha presentado cursos de espiritualidad y otras cosas. Vamos, lo peta.

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