Cosmos de Carl Sagan y diario Público
sábado, septiembre 25, 2010
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Os contaré como descubrí yo a Carl Sagan. Hace muchos años, tendría yo 8 o 9, corrían por casa dos cintas VHS de Cosmos. Las había comprado alguien de mi familia, en la típica oferta de lanzamiento de los coleccionables de cada año. Supongo que debía ser algo así como 195 pesetas 2 cintas, o a saber...

Pero un buen día -y es una imagen que tengo guardada inmutable, y que espero preservarla durante toda mi vida- recuerdo que estaba corriendo y jugueteando por el suelo de casa cuando fui a parar al comedor, donde de golpe y porrazo vi en la televisión a un hombre, con un curioso jersey de cuello alto, hablando de lo que a mí me gustaba y además parecía tranquilo y sensato. Recuerdo que creí que estaba ocurriendo algo impresionante para que un hombre apareciese más de 1 minuto seguido hablando de astronomía. Mi experiencia hasta ese momento era que la astronomía solo era tratada en la televisión -para mi, noticias, películas y cualquier otra cosa era simplemente "televisión", como un todo- escasos segundos con alguna imagen que duraba otros tantos segundos. Pero no, ese hombre estaba ahí, impasible, inmutable, hablando sobre mi mayor pasión. Y además, parecía contento. Radiaba emoción. Radiaba pasión por los temas de los que hablaba. Y encima, se hacia cómodo escucharle. Uno se relajaba y se dejaba llevar por esa voz tan especial y la forma como decía las cosas. A pesar de que no había estado presente desde el inicio de esa emisión y que fui a parar ahí de casualidad mientras jugaba, ¡Lo estaba entendiendo todo! ¡Como explicaba ese hombre! Puedo decir que ahí prácticamente, quede enamorado -que nadie me malinterprete- de la figura de ese hombre.

Me pareció alguien importante: ¡Iba en una nave espacial! ¡Y ya llevaba más de 5 minutos hablando sobre astronomía sin corte alguno! Debía ser alguien realmente muy importante. Al instante, la imagen se fue y volvió la televisión de siempre.
Pasaron los años y fui cuidando mi afición. Descubrí en casa 2 cintas VHS con el título Cosmos. Pero por entonces, aun no había un reproductor VHS en casa. Aun así, me miraba y requete miraba la portada, los textos de la contraportada, las escasas imágenes que salían, etc. Y como no, revisaba periódicamente el típico panfleto que viene con los coleccionables. Era poco, pero era lo más valioso que tenia sobre astronomía. Cualquier noticia de astronomía que me llegaba en un papel, era automáticamente recortada y guardada. Si escuchaba de fondo en la televisión o la radio la más leve referencia a "planeta", "universo", "trasbordador", "sonda" o similar, corría por casa para intentar llegar y enterarme. Y así fueron pasando los años. Pensando que la astronomía quedaba relegada a los minutos finales de los noticieros, a los pequeños titulares de los periódicos y poco más.

Llegué a casa y me estiré a leerlo. Conforme iba avanzando paginas, lo que leía me recordaba a alguien que hacía muchos años había conocido. Las mismas palabras, el mismo tono, la misma facilidad para explicar conceptos, la misma profundidad en las argumentaciones,... ¡No podía ser! Fui corriendo a buscar las cintas de video VHS que llevaban años criando polvo. ¿Ponía "Cosmos de Carl Sagan"? ¡No me lo creía! Fui corriendo al reproductor de video, y metí las cintas. Era el. El mismo. La misma persona que había prendido la mecha de mi pasión por la ciencia y en especial la astronomía. ¡La misma música! ¡Me evocaba los mismos sentimientos! ¡La misma poesía! No podía ser. ¡Ese increíble hombre había estado en mi propia casa! ¡Y durante años! ¡Lo había tenido en mis manos! ¡Había pasado por alto sus cintas cuando buscaba algunas otras en el armario de las cintas! Irremediablemente, comencé a llorar. No totalmente de tristeza -que también, porqué pensé que había perdido un tiempo precioso-, lloré de emoción. Nunca más iba a perder de vista a ese gran hombre y su obra. Ahora ya sabía quién era, sabía donde estaba y sabía como podía conseguir más. Ese día, que recuerdo con mucha emoción, me prometí a mí mismo dedicar mi vida a parecerme todo lo posible a él, a mantener su obra, a promocionarla lo mejor que pueda. Las personas tenemos ídolos en la vida. Ídolos de todo tipo: deportistas, artistas, modelos, escritores, científicos,... El mío no era el científico más importante de la historia. Ni siquiera fue un revolucionario con sus estudios. Pero fue un revolucionario de explicar la ciencia. Nadie ha conseguido superarlo. En mi opinión, merecía estar en lo más alto de los altares de la ciencia por ser la persona que hasta la fecha más ha acercado la ciencia al conjunto de la humanidad. Conmigo lo consiguió. Tiempo después descubrí que lo consiguió con más de 600 millones de personas.
Mirad este video y estremeceros.
Siempre se valora a quien descubre algo revolucionario. Y es justo hacerlo. ¿Pero cuantas veces se valora a quien ha potenciado esos descubrimientos creando vocaciones científicas? ¿A quién ha dedicado su vida a inspirar otras? ¿Cuantas veces se valora de forma importante la divulgación? ¿Cuantas veces se premia la divulgación? ¿Cuantos serian los adelantos científicos y tecnológicos que hoy no tendríamos de no ser por la labor divulgadora, la labor de hacer la ciencia emocionante, de ese profesor de colegio o instituto, por ejemplo? ¿Cuanto tardaremos en comprender que la divulgación científica y la ciencia generan riqueza económomica y cultural en toda sociedad que apueste por ellas? ¿Cuando entenderá el conjunto de la sociedad la importancia de estar formado en ciencia? ¿Cuantos científicos de hoy le deben su vocación a la obra de Carl Sagan?



No intento venderle a nadie la moto, en serio. Pero me sabría mal que esta oportunidad fuese desaprovechada por la gente. Público hace tiempo que se convirtió en mi diario de cabecera, que leo cada día. El único periódico con el que me he sentido prácticamente identificado al 100% desde el primer día. El único periódico innovador de todos los que tenemos en este país. El único que es verdaderamente crítico. El único capaz de hacer el encomiable esfuerzo de dedicarle 4 páginas diarias a la ciencia. El único que realmente valora, se preocupa y cuida a sus lectores. Y lo ha demostrado con este coleccionable.
Mientras el resto de periódicos de España se encargan de regalar vajillas, manteles o ecobolas -ecotrolas-, Público apostó desde el primer día por la CULTURA. ¿Y qué mayor expresión de la CULTURA que la serie Cosmos? De verdad, no os la perdáis. Es un esfuerzo que vale la pena hacer. Quizá ahora no lo valoréis, pero lo haréis en el futuro. Es una inversión de futuro. Una inversión en la memoria de la obra de Carl Sagan.
Por mi parte, a pesar de tener todos sus libros, la serie documental y otros documentos, voy a hacerme con la colección. Porque vale la pena apoyar estas iniciativas. Porque vale la pena esta inversión. Es una inversión en conocimiento, en educación, en cultura. Y lo más importante,
porqué mientras su obra siga viva, el recuerdo de Carl Sagan seguirá siempre vivo en nuestros corazones.
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